Laos es probablemente el país más desconocido de todo el Sudeste Asiático, y uno de los que reciben menos turistas. Pocos saben situarlo en el mapa, y muchas agencias de viaje ni siquiera lo incluyen entre su oferta. Pero poco a poco el turismo occidental en Laos va aumentando año tras año, en parte debido al boca a boca de viajeros satisfechos, y en parte por la creciente popularidad de la preciosa ciudad de Luang Prabang. Yo visité Laos por primera vez ahora hace 15 años, en un primer viaje en el que me pasé medio año dando vueltas a lo largo y ancho del país y escribiendo una guía del país… y me quedé tan enganchado que he terminado por viajar a Laos prácticamente cada año desde entonces, en parte por trabajo y en parte por placer.
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ToggleCómo me sorprendió el turismo en Laos (y por qué he vuelto casi cada año)
Cuando llegué a Laos por primera vez, en el año 2006, ya había viajado anteriormente por Tailandia, Vietnam y Camboya, por lo que ya había tenido oportunidad de conocer de primera mano algunos rasgos comunes de los países del sudeste asiático. Pero ello no impidió que Laos me sorprendiese desde el primer momento en que pisé el país.
El siguiente listado de 10 razones para viajar a Laos ya resume cuáles son los aspectos que más me impactaron, pero en realidad lo que te vincula a un lugar son las experiencias vividas y la gente que conoces. En mi primer viaje a Laos estuve casi medio año recorriendo todo el país en compañía de mi amigo Ferran Pons, y pronto nos dimos cuenta de que uno de los aspectos más estimulantes del viaje era estar atentos a todos aquellos pequeños detalles, a menudo desconcertantes, que revelaban una cultura y costumbres a menudo muy alejadas de las nuestras. Incluso algunas actitudes ajenas que en la vida diaria hubiesen sido más bien irritantes, se convirtieron durante el viaje en motivo de fascinación y risas. Al final del artículo te relato varios de esos pequeños detalles.
10 motivos para viajar a Laos (Que ver)
El carácter de los laosianos
En el caso de Laos, no es ningún tópico decir que el carácter de sus habitantes es uno de los principales encantos de viajar por el país. El carácter de los laosianos en general rehúye cualquier tipo de confrontación e intenta cultivar siempre un clima de harmonía, y aunque los laosianos suelen tener un punto prudente y reservado, les gusta bromear y raramente desaprovechan las ocasiones de fiesta y de distensión. Los laosianos suelen mostrarse amables y acogedores con el viajero, y si tienes una actitud abierta y te comunicas con quienes encuentres en tu camino, no sería extraño que termines sentado compartiendo unas cervezas con un grupo de laosianos que acabes de conocer, o cenando como invitado en casa de una familia local. ¡Cuidado con el aguardiente de arroz de Laos, el laolao, que lo sacan a la mínima ocasión y pega fuerte!
Ello obviamente no significa que todo el mundo os vaya a recibir con una amplia sonrisa: como en todas partes, hay de todo, y los habitantes de algunas aldeas de las montañas pueden mostrarse más bien reservados e indiferentes –¡y sin duda sus motivos tendrán para ello!–, pero en cualquier caso los laosianos son en su conjunto un pueblo hospitalario.
Laos: un viaje al pasado
En muchos momentos viajando por Laos he tenido la sensación de estar viendo con mis propios ojos una escena sacada del pasado remoto. Grupos de niños bañándose desnudos en el río, personas con cestos a sus espaldas recolectando productos del bosque, aldeas tribales remotas construidas casi íntegramente con elementos naturales, monjes budistas andando descalzos por las calles para recolectar las ofrendas de los fieles, grupos de campesinos cultivando arroz con herramientas tradicionales y arados tirados por búfalos de agua, aldeanos bañándose cada día en el río al terminar la jornada de trabajo, aldeas donde los animales domésticos y de granja campan a sus anchas, pequeños mercados donde los campesinos venden e intercambian sus pequeños excedentes de productos agrícolas…
Pero el mundo moderno lentamente se va abriendo camino dentro de Laos, y estas escenas del mundo antiguo muy a menudo tienen elementos que producen un fuerte contraste: el novicio budista que toma una coca-cola mientras navega por internet con su teléfono móvil, la moto que aparece de repente por un sendero de montaña cargada con una caja de cervezas para aprovisionar una fiesta cercana, un campesino vistiendo el último modelo de la camiseta de un gran equipo de futbol europeo –falsificación china, claro– o un joven grabando en la calle una coreografía para TikTok.
Poco desarrollo turístico
Laos sigue siendo a día de hoy un país que recibe poco turismo, y ello es un punto a favor en una época en que tantos países están ya sobreexplotados turísticamente. Algunas veces me he encontrado con viajeros que me han dicho que Laos les había parecido un país más turístico de lo que esperaban… e invariablemente estas personas no habían salido de la más típica de las rutas por Laos: Luang Prabang – Vang Vieng – Vientiane. ¡Si quieres conocer el Laos más auténtico, no te ciñas sólo a los caminos más trillados!
Pero la verdad es que los principales destinos turísticos de Laos se pueden contar con los dedos de una sola mano, y es sólo en estos lugares donde la presencia de turistas y de negocios turísticos puede llegar a ser bastante –o muy– elevada durante la temporada alta. Y en realidad incluso en estas poblaciones más turísticas de Laos hay un número muy bajo de turistas en comparación con destinos de Tailandia o Vietnam, y en el peor de los casos sólo hace falta recorrer unos pocos quilómetros para perder de vista al resto de turistas. En el resto de Laos, la presencia de turistas es entre escasa y nula.
El ritmo de vida laosiano
Laos es el destino perfecto para quien busque un viaje que permita desacelerar el ritmo de vida moderno y quitarse el estrés de encima. El ritmo de vida pausado que se percibe en Laos es uno de los elementos que más suelen destacar quienes han viajado por el país. Hay una broma muy popular que cambia el significado de las siglas del país, LPDR –originalmente Laos People Democratic Republic– por Laos Please Don’t Rush. Por lo menos desde la época colonial francesa muchos han difundido la idea de que los laosianos son un pueblo poco trabajador, pero en realidad no es así en absoluto: ¡vivir en una sociedad agrícola tradicional como la de Laos implica trabajar muy duro en el campo!
Lo que sucede es que la mentalidad occidental no logra comprender una forma de vida que no ponga todo su empeño en la productividad, el consumismo y la modernización constante. Los laosianos no viven con prisas: dedican a cada actividad el tiempo que requiera, sin estresarse ni mirar el reloj, y cuando tienen algunas horas libres no se van ni a hacer running ni un cursillo de inglés, sino que las disfrutan descansando sin sentir remordimientos por no estar aprovechando el tiempo… ¡Pues que mejor manera hay para aprovechar el tiempo que estar pasando un buen rato relajadamente con la familia y los amigos!
La naturaleza de Laos
La naturaleza desbordante es uno de los principales puntos fuertes de Laos, que es el país con un mayor porcentaje de cobertura boscosa de todo el sudeste asiático –de alrededor del 60%–. La mayor parte del territorio de Laos está recubierto de montañas selváticas, y hay 20 Áreas Nacionales Protegidas que en su conjunto ocupan el 14% de la superficie total del país. Aunque en general Laos no es un destino para avistar grandes animales salvajes, el país tiene una gran riqueza y variedad de vida animal y vegetal que va a satisfacer a todos los amantes de la naturaleza.
El majestuoso río Mekong cruza o resigue todo Laos de norte a sur, y es con diferencia el principal río del país; el resto de ríos de Laos son afluentes del Mekong. A pesar de que la construcción de nuevas represas hidroeléctricas va recortando año tras año las opciones de rutas fluviales, si viajas a Laos no dejes de navegar por sus ríos en un barco tradicional de cola larga. Es cierto que el color de la inmensa mayoría de ríos de Laos no es azul, sino más bien café con leche, pero ello se debe sólo a que el agua arrastra sedimentos, y suele estar perfectamente limpia para el baño.
Durante las últimas décadas se ha producido una importante desforestación debida al comercio ilegal de madera, la expansión de los cultivos comerciales, la construcción de represas hidroeléctricas y las prácticas agrícolas de tala y quema tradicionales de las zonas montañosas, pero Laos sigue siendo un país muy verde.
La diversidad étnica de Laos
Laos es un país con una enorme diversidad étnica, donde además de los lao –el grupo étnico dominante, que conforma el 60% de la población total del país–, hay alrededor de otros 50 otros grupos étnicos, cada cual con su propio idioma y cultura. Los grupos étnicos minoritarios de Laos viven en las regiones montañosas del país, y como norma general los grupos que habitan en regiones más remotas son los que conservan en mayor medida su forma de vida tradicional. El pequeño museo etnológico de Luang Prabang ofrece una excelente introducción general a quienes deseen conocer la gran diversidad étnica de Laos.
Incluso en las principales ciudades, todos los viajeros a Laos, aunque no se den cuenta, van a cruzarse con laosianos de varios grupos étnicos. Pero durante cualquier viaje a Laos merece la pena aprovechar para visitar alguna aldea de las montañas, y lo ideal es hacerlo en el transcurso de un trekking por alguna zona más o menos remota, ya que ello permite hospedarse en una casa local familiar, una oportunidad única para conocer de primera mano la vida diaria de estas sociedades tradicionales y comunicarse con los lugareños con la ayuda del guía. Respeta las costumbres locales y no dejes de aprender y usar algunas palabras básicas en el idioma local, tus anfitriones van a valorarlo ¡y seguro que te ganas algún trago adicional de laolao!
Laos: tierra de cataratas
A lo largo y ancho de Laos hay un montón de cataratas espectaculares que hacen las delicias de los viajeros. Para que nadie se lleve una decepción, hay que tener en cuenta que las cataratas alcanzan su aspecto más esplendoroso durante la época de lluvias monzónicas, y que durante la estación seca las menos caudalosas pueden llegar a reducirse a poco más que unos tristes hilillos de agua, aunque algunas de las cataratas más espectaculares de Laos tienen agua durante todo el año.
La catarata más famosa de Laos es seguramente la de Kuang Si, una preciosa catarata rodeada de vegetación selvática, que forma a sus pies media docena de piscinas naturales de agua cristalina ideales para el baño. Pero la región del país que concentra más cataratas es el extremo sur de Laos, tanto en la Meseta de Bolaven y sus alrededores –no te pierdas las de Tad Fan y Tad Ñuang– como en el propio río Mekong, donde cerca de la frontera camboyana se encuentra la catarata más grande del sudeste asiático, Khon Phapheng.
La aventura de lo imprevisto
Uno de los aspectos que más me gustan de viajar por Laos –fuera de los principales enclaves turísticos–, es saber que en cualquier momento puede suceder algo completamente imprevisto. Brevemente, algunas situaciones con las que me he encontrado viajando por Laos: un monje profesor de de una escuela de primaria me invita a ayudarle a dar la clase de inglés a los niños, el camarero de un bar me trae la cerveza que he pedido y a falta de abridor le quita la chapa con los dientes, un hombre que acabo de conocer en un barco me invita a acompañarle para presenciar un ritual chamánico con el que pretenden curar a su padre enfermo, un policía de tráfico me multa con unos 5€ pero al decirle que soy de Barcelona y mencionar a Messi rebaja la multa a 1€ y me pide el teléfono para que vaya a jugar al fútbol con sus amigos el fin de semana siguiente, un humilde campesino con el que me cruzo me invita a compartir su almuerzo de arroz glutinoso con escarabajos fritos –se lo agradezco pero miento y le digo que ya he comido–… Situaciones como estas me suceden a menudo viajando por Laos, y hacen que ande siempre con la antena puesta para encontrarme con lo inesperado.
Trekkings por Laos
Aunque ello no es muy conocido, Laos es un país donde se pueden hacer algunos de los mejores trekkings del sudeste asiático, y es que Laos tiene una combinación de elementos ideales para el trekking: un extensísimo terreno montañoso y selvático, incluyendo 20 Parques Nacionales protegidos, una rica biodiversidad de flora y fauna, y una gran cantidad de pequeñas aldeas de minorías étnicas diseminadas por todo el territorio. En Laos no es común hacer largas expediciones, sino más bien excursiones de unos pocos días.
La región más popular de Laos donde hacer trekking es el noroeste, y más concretamente la provincia de Luang Namtha y su Parque Nacional de Nam Ha, pero en realidad en muchas poblaciones por todo el país hay pequeñas agencias u oficinas de turismo gubernamentales que ofrecen trekkings. Para quien desee hacer un trekking por una región realmente remota, con paisajes montañosos espectaculares y visitando aldeas étnicas tradicionales de verdad, la ciudad de Phongsali, en el extremo norte del país… ¡una opción imbatible!
La ciudad de Luang Prabang
Y para terminar esta lista de 10 motivos para viajar a Laos voy a incluir un lugar que ningún viajero a Laos debe perderse, aunque no voy a ser nada original: la preciosa ciudad de Luang Prabang, la capital del norte de Laos. El centro histórico de Luang Prabang, declarado Patrimonio Mundial de la UNESCO, forma una pequeña península en la confluencia de los ríos Mekong y Nam Khan, y contiene docenas de monasterios budistas en activo, además de muchísimos edificios de la época colonial francesa en un excelente estado de conservación. Si bien es cierto que Luang Prabang es el lugar de Laos que atrae a más turistas occidentales, y su centro histórico está repleto de hoteles, restaurantes y comercios orientados al turismo, la verdad es que sigue siendo un lugar precioso y con un carácter único, con calles tranquilas que invitan a deambular sin rumbo fijo y muchos rincones que todavía conservan la vida tradicional local –monasterios, mercados, zonas de viviendas locales–.
Además, en las cercanías de Luang Prabang hay un montón de lugares y actividades muy recomendables que se pueden hacer como excursiones de un día desde la ciudad, como visitar las espectaculares cataratas de Kuang Si y de Tad Sae, ir hasta las cuevas de Pak U navegando por el río Mekong a bordo de un barco tradicional de cola larga, o hacer un trekking por las montañas visitando aldeas de algunas de las etnias de la región, entre muchísimas otras opciones.
Descubre Laos con nosotros
Estos son mis principales 10 motivos para viajar a Laos, que espero que te sean útiles para decidir si es un destino adecuado para ti. En caso de que así sea, quizás te interese consultar nuestra Guía para organizar un viaje a Laos, donde encontrarás información práctica de utilidad. Si decides viajar a Laos con agencia puedes considerar la opción de hacerlo con nosotros y escribirnos.
Los pequeños detalles que hacen especial a Laos
Algunas imágenes y situaciones que vienen a mi mente: las camareras de un sencillo restaurante local, absortas con el culebrón tailandés e ignorando a los clientes hambrientos durante una hora entera; un hombre disparando con un mosquetón a un árbol en el mismísimo centro de la capital, con la intención de cazar un pájaro; un joven novicio que me muestra la habitación espartana donde duerme en el monasterio budista, y mi sorpresa al ver que tiene las cuatro paredes forradas con posters de chicas; el camarero que, sin inmutarse, me trae la cerveza que le he pedido y la abre con los dientes; el chico que está montando una granja orgánica en unos terrenos familiares de las afueras de Nong Khiao, y me cuenta que regresó a su hogar natal en busca de un estilo de vida más lento, ya que no soportaba el terrible ajetreo de Luang Prabang –¡una pequeña ciudad de lo más tranquila!–; un chico que me invita a participar en el ritual de curación de su padre en una pequeña aldea de la etnia khmu, con todo el pueblo atiborrado dentro de una cabaña de madera y bambú mientras un viejo chamán, completamente bebido, intenta curar al padre de una hemiplejia a base de escupirle aguardiente de arroz en la cara y blandir una espada junto a su brazo afectado; el amabilísimo campesino que, durante un trayecto en barco, me ofrece con una sonrisa sincera compartir su almuerzo de arroz glutinoso y escarabajos en salsa picante; la actitud tranquila y alegre con la que el pasaje de un autobús estropeado afronta la espera incierta bajo el sol en medio de la carretera, una actitud que no cambia cuando al cabo de un par de horas aparece un camión pickup con el remolque descubierto para que completemos de pie el resto del trayecto; la familia que acude al monasterio para que un monje bendiga el coche que se acaban de comprar, para así prevenir futuros accidentes; el carácter acogedor del grupo de amigos que siendo completos desconocidos nos invita a sentarnos a su mesa y compartir una cerveza, o la familia que viéndonos perdidos y acalorados nos invita a comer a su casa; el urbano que nos pone una multa de 50.000 kips –unos 5 euros al cambio– por una infracción más que dudosa, pero tras hablar un poco, decirle que somos de Barcelona y mencionar a Messi, nos rebaja la multa hasta sólo 10.000 kips y nos llama el fin de semana siguiente para que vayamos a jugar a futbol con sus amigos… ¡Y podría seguir durante horas! Mientras siga encontrándome con este tipo de situaciones estimulantes, imprevistas y sorprendentes, seguiré regresando a Laos cada vez que tenga la oportunidad.